Enfermera Oncológica Laís Vieira Lima
Entre llantos y risas, se encuentra el (solo) y el
(risa), dentro de una soledad insistente existe un corazón que desea el momento
de paz persistente, es algo que desestructura este desequilibrio del caminar,
que perdura pero cura al clavar el verbo de luz, el verbo: ¡Estar!
Cuando estamos en presencia, somos voces que
aceleran y aquellas que no gritan, somos los caminos recorridos, con coraje y
afinco.
Entre nubes y soles, hay mil aires que atraviesan
tantos patas, que se pierden en este universo rico de versos amenos e inversos,
pero luego se encuentran en este alineamiento sencillo y sereno del caminar.
Cuando las nubes bailan, ellas se apasionan por ese
entrelazamiento, esconden vuestro iluminar, queriendo cantar las lluvias que
caen sin parar, pero cuando esas gotas se cansan de mojar las vidas actuantes
al pasar, el sol - amigo, contento y distinto calienta toda esa gente que llora
al despertar.
En cada fase hay una estación en par, las
estaciones se han hecho para pasar dentro de las fases a vivenciar, pero tienen
aquellas estaciones que insisten en clavar en cada corazón a brotar, son
estaciones que crean raíces y no quieren sino soltar.
Las estaciones se han hecho para pasar, son pasos
que necesitamos experimentar para después entrar en una nueva escena.
Hay estaciones que se hacen de soles de afecto,
éstas pueden perdurar y moverse en cada aire sereno dentro de cada corazón, se
hacen para suavizar el dolor y calmar la caminata en esa carretera de la
compasión.
Las estaciones son acciones hechas de corazones que
driban cada etapa y vivencian fases que remiten a la soledad, la alegría, el silencio
y el grito de armonía, son hechas para la madurez del ser que está viviendo en
esta tierra, desarrollando el ARTE DE SER !.
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